viernes, 8 de noviembre de 2013

La promesa

Cuando Zoro era un niño de 11 años usaba el Nitōryū (estilo de dos espadas) y entrenaba en un dojo. Zoro era muy bueno, e incluso lograba derrotar a personas de mayor edad que él. Sin embargo, la única persona a quien no podía derrotar era a Kuina, de 14 años (hija de Koshiro, el maestro del dojo).
Tras su derrota número 2.000 a manos de Kuina, Zoro la retó en un duelo privado y con la condición de que usaran espadas de verdad. Kuina acepta y vuelve a derrotar a Zoro, éste empieza a llorar de frustración porque no podrá cumplir su sueño de convertirse en el mejor espadachín si no puede vencer a Kuina. Ella a su vez empieza a llorar diciendo que también quiere convertirse en la mejor espadachina del mundo, pero su padre le dijo que con el tiempo las mujeres maduraban más débiles que los hombres y que ella ya estaba comenzando. Zoro le gritó y dijo que no era verdad, que no debería de decir eso porque ella lo podía vencer, y que si un día él la vencía ella usaría eso como excusa; juró que si algún día la vencía era por que él entrenó duro y se volvió más fuerte y no por que Kuina se había vuelto débil. Seguido de esto, los dos se prometen mutuamente que alguno se convertiría en el mejor espadachín del mundo.
Tristemente, Kuina falleció al día siguiente al cargar una piedra para afilar su espada y caerse de las escaleras. Luego, Zoro le ruega al padre de Kuina que le diera la espada de ella, la Wadō Ichimonji, para convertirse en el mejor espadachín por los dos. Su sensei acepta, y a partir de ese momento Zoro empieza a usar el Santōryū. Tras años de entrenamiento, Zoro se embarca al mar del este para cumplir sus sueños, no sin antes hacer una visita a la tumba de Kuina.

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